SOBRE ENSEÑAR Y APRENDER.
ALGUNAS CONSIDERACIONES DEL
TEMA:
Al
referirnos al fenómeno educativo siempre inevitablemente nos encontramos con el
binomio enseñar y aprender que por tradición siempre se han asociado a las
figuras del docente y discente como figuras antagónicas que juegan un rol único
e irrepetible en el quehacer educativo de aula. Pues bien, deteniéndonos en el análisis del concepto propiamente de
“educar”, si bien es cierto en una primera aproximación el
fenómeno de enseñar se concibe como la transmisión de un saber o conocimiento
necesario para manejarnos en la sociedad y conseguir una capacitación
profesional que permite el desarrollo personal.
La
información que se transmite no se refiere solamente al aspecto profesional,
sino también a la adquisición de
habilidades y procedimientos de actuación que permiten perfeccionar ciertas
facultades humanas. Pero la información sola no basta, hace falta que vaya
acompañada de una orientación. Esto es lo que llamamos formación. Es aquí donde
la enseñanza se concibe como ese cúmulo o cuerpo de conocimientos que se
aprehenden para desarrollar competencias necesarias para la resolución de una
tarea particular del entorno inmediato del ser humano.
Es aquí
donde cobra mayor significación la enseñanza, pues va dirigida a lograr un
aprendizaje en el destinatario (discente). El
aprender o proceso de aprendizaje es otra facultad humana que busca por
medio del uso de la razón, del pensamiento, del raciocinio, de la comprensión,
de la inteligencia, del entendimiento, procesar toda la información transferida
para darle utilidad en el desempeño de una competencia o tarea por ejecutar. Desde esta perspectiva, la enseñanza y el
aprendizaje se corresponden ya que de forma aislada no podría darse ni uno ni
el otro para concretizar lo que se
conoce como proceso o hecho educativo.
En las
nuevas tendencias educativas se le da más énfasis al aprendizaje del estudiante
quien es el que aprende bajo la mediación inteligente del facilitador el cual está
encargado de proveer el conocimiento y el saber para la consecución de metas
educacionales. En este sentido, la enseñanza no es que deja de ser importante,
para nada, lo que ocurre es que en el proceso ya la figura de importancia
(antes representada por el docente ) quien tradicionalmente se le asocia con el
rol de enseñar ahora le cede prioridad al discente que aprende, quien realiza
las funciones de autorregulación, apropiación y metacognición del aprendizaje
logrando con ello que esto se traduzca en aprendizajes más integrales y
significativos que se ajusten a su realidad y necesidad educativa y lo fortalezcan con el repertorio
de habilidades y competencias para la vida en sociedad. Los procesos de enseñar
y aprender son inherentes al ser humano y como tal docente y discentes
intercambian roles constantemente en la interacción misma de ese fenómeno llamado educación.